Pensamientos

Escrito el 22/02/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8


Piense en cosas buenas. No dé lugar en su mente a los pensamientos que deshonran a Dios, esos mismos que intoxican su fe.

El deseo de Dios es que viva enfocado. Para eso, deberá limpiar su mente y ocuparse de los propósitos del Señor.

No pierda el tiempo pensando en “especulaciones”. No dé lugar a presentimientos. Piense en aquello que Dios quiere que piense. Piense en su salvación, en su crecimiento espiritual; piense en el legado de Jesús.

Dedíquese a la honestidad. Lo honesto habla de aquello que no oculta nada. Aquello de lo cual podría hablar con naturalidad y no tendría que decirlo a espaldas de nadie.

Piense siempre, poniendo como base de sus ocurrencias, la justicia de Dios. La justicia habla de pulcritud moral. No justifique la maldad. No cuestione el bien.

El profeta Isaías afirmó: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Aprenda a llamar cada cosa por su nombre. Lo que es pecado, es pecado; no se engañe. Isaías 5:20.

Cuide su mente. No le asigne un lugar a los pensamientos empañados por la injusticia, la inmoralidad o la mentira. No acepte esos pensamientos.

Mantenga un criterio firme en contra de los pensamientos impuros, especialmente de aquellos de tipo sexual que con frecuencia arremeten contra su pureza.

Piense en aquello que lo inspira a ser más noble. Lo quiera o no, usted terminará convirtiéndose en lo que piensa. Un pensamiento noble es aquel que no lleva malicia con él y que, a su vez, le produce paz.

Piense en todo aquello que tiene la aprobación de Dios. Por eso es importante que lea las Escrituras. De esa manera podrá emitir un justo juicio.

Piense hoy en todo lo que merece alabanza, en todo lo que tenga virtud. Medite en Dios y en sus planes.

Usted es mayordomo de su cuerpo y dueño de sus pensamientos. No maquine el mal contra nadie, no acepte ideas contrarias a las que la Palabra de Dios respalda.

No permita que su mente se convierta en un cuarto de “san alejo” donde todos ponen lo que no sirve.

Esfuércese por pensar de la misma manera como Cristo lo haría. Su mente puede jugarle una mala pasada y exponerlo a una gran pérdida, pero usted tiene el consejo de Dios. Haga un inventario y deshágase de lo que no sirve.

Pida a Dios una mente pura.

Bendecido día.