Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Hechos 27:22-25
Su confianza en Dios lo convertirá en una persona capaz de portar buenas noticias a un mundo que ha perdido la esperanza. En medio de la tribulación, su relación con Dios le permitirá inspirar a otros a tener buen ánimo para continuar.
Pablo y quienes viajaban con él, estaban atravesando un difícil momento. Habían enfrentado un viento huracanado que les impidió usar las velas, por lo cual, se vieron obligados a abandonarse a la suerte del viento.
Luego, se produjo una gran tempestad al punto que la nave comenzó a romperse. Como si eso fuera poco, perdieron las reservas de comida, así que pasaron varios días sin que pudieran probar alimento. Tampoco apareció el Sol o estrella alguna, lo cual dificultaba su accidentada navegación.
El panorama era más que complicado. Por lo cual, creyeron que ninguno viviría por causa de la inclemencia del tiempo, la deshidratación y el hambre. Sin embargo, cuando todo aparentaba estar mal, la voz de Dios se hizo escuchar.
Esa misma noche, en la que pensaron que morirían, un ángel de Dios visitó a Pablo para anunciarle lo que Dios había determinado: “no habrá ninguna pérdida de vida”, le dijo.
Amado lector, cuando Dios ha determinado una cosa, por fuerte que sea la tempestad o por oscuro que sea el panorama, nada podrá impedir que se cumpla su voluntad. Mientras Dios tenga un propósito para nosotros, podemos descansar en que Él nos concederá la vida para cumplirlo.
No tema, tenga buen ánimo y sepa que Dios aún está con usted. Maravilloso es Dios al enviarnos mensajeros de paz que llegan hasta nuestras maltratadas naves, para anunciarnos que la vida se normalizará y que llegaremos a puerto seguro.
La tribulación tiene fecha de caducidad, créame, la tribulación no dudará para siempre. La agitación pasará y la gloria venidera será grande. Mientras tanto, active las reservas de su fe y créale a Dios porque su mañana, en Sus manos divinas, estará seguro.
Si usted mira tan solo las circunstancias, prontamente perderá el ánimo. Si escucha la queja de aquellos que viajan con usted, entonces perderá la esperanza. Más bien, escuche la voz tenue de su gran Dios. Él no lo dejará solo.
¡Mis mejores deseos para usted en este nuevo día!